El origen orgánico del trastorno bipolar (TB) determina que, el éxito de su tratamiento pase por la terapia farmacológica adecuada y la psicoterapia.
En el artículo de hoy, en el que conmemoramos el Día Mundial del Trastorno Bipolar, se indican algunas pautas que pueden facilitar una mejor adherencia al tratamiento médico.
Es indudable, y sobre todo muy humano que, a nadie le gusta depender de la medicación para sentir bienestar y estabilidad emocional.
En estos pacientes diagnosticados con TB, desde el inicio de su enfermedad hasta encontrar la pauta regular de medicación y el establecimiento correcto de esta, resulta complicada dicha estabilidad.
Por este motivo, seguir un método de implementación de la medicación es fundamental: no se trata solo de tomarla sino de conseguir ser constante en la ingesta. Así se facilita un mejor estado anímico y las fluctuaciones, que se derivan del trastorno, se reducen.
No seguir una rutina y continuidad impide que el paciente se conozca, y que la labor del médico y familiares sea más complicada.
En todo caso, el paciente es quien no desea estar mal, ni ha elegido esa enfermedad: desde el entorno familiar se necesita colaboración, partiendo del entendimiento y compresión.
Es necesario conocer qué funciona y qué no, para tomarle adecuadamente el pulso al trastorno.
Algunas pautas de cara a los cambios que pueda realizar el especialista en consulta pasan en primer lugar por entender el motivo de los cambios y qué se busca con ellos. Es bueno explicar con claridad al paciente que es necesaria su colaboración, y qué se pretende con cada nuevo cambio, qué se espera de cada dosis y de cada medicación. En la consulta del médico, por parte del paciente conviene anotar y tener en cuenta lo siguiente:
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-Preguntar las dudas que pueda tener respecto a los nombres, dosis y momentos en los que tomar la medicación.
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-Conocer los efectos que se espera de cada uno, así como los posibles efectos secundarios.
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-Saber si la ingesta de la medicación se debe realizar antes y/o después de las comidas; y cuánto tiempo hay que esperar entre una y otra dosis.
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-Solicitar al médico instrucciones sobre qué debe hacer ante los efectos secundarios de la medicación.
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-Qué hacer si olvida una dosis.
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-Qué incompatibilidad tiene la medicación con otros fármacos.
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-Saber si en el caso de tener algún dolor o fiebre, qué analgésico o antipirético tomar.
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-Para asegurar un completo entendimiento de las indicaciones, ponerlas por escrito y que sea el propio médico quien revise estas anotaciones.
-Una vez en casa, con la medicación ya comprada, es conveniente tener en cuenta algunas de las siguientes pautas:
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-Puede utilizarse una pequeña caja que permita la distribución de la medicación del día, para una semana.
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-Mantener la caja en lugar visible.
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-Programar una alarma en el móvil que ayude a recordar en qué momento del día tomar la medicación y cuál.
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-Acordar con una persona de confianza que pueda revisar la preparación de la medicación y que pueda realizar a lo largo de la semana alguna comprobación de la misma.
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-Colocar algún distintivo llamativo para recordar las tomas (en el armario, el espejo del baño, la nevera, el salpicadero del coche, en la mesa de trabajo…).
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-En caso de necesitar tomar la medicación en algún momento del día, estando fuera de casa, conviene prepararla, guardando la necesaria en la mochila o bolso de mano que se tenga y prever despistes.
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-Hacer un registro por las noches para revisar la toma de la medicación y anotar las incidencias, si la hubiere.
Poner en práctica estas u otras estrategias permite conocerse y manejar el aspecto farmacológico y psicológico de la enfermedad. Conviene insistir en que no es agradable para ningún paciente depender de la medicación, por eso procurar mejorar en la ingesta se hace preciso desde el inicio del tratamiento.
Para obtener una estabilidad conviene ser constante, y en cierta medida pelear por esta: así es posible el cambio, mientras hay adhesión, además de plena confianza con el médico y el psicoterapeuta.
Si funciona, como si no, hay que comunicarse con el médico para que ajuste la medicación de la forma más adecuada.
Si no se cumplen las pautas es casi imposible que el médico, cual adivino, atine con lo que más conviene para el paciente: además de retardarse la mejora se impide la psicoterapia tan imprescindible para el paciente y familiares.
Dr. Juan Gil Nogués
Psicólogo · Col. Nº 06246